El sistema
digestivo es un largo tubo (14 a 18 m de longitud aproximadamente),
con
importantes glándulas asociadas (glándulas anexas), siendo su función la
transformación
de las complejas moléculas de los alimentos en sustancias simples
(digestión)
y fácilmente utilizables por el organismo al ser incorporadas al sistema
sanguíneo
(absorción) para ser distribuidas al hígado y de ahí una vez procesadas
a las
células del organismo.
Aunque al
proceso completo se le llama, genéricamente, digestión, en realidad
el aparato digestivo
realiza cinco actividades básicas denominadas procesos digestivos:
•Movimiento
del alimento: tránsito a lo largo del tubo digestivo.
•Digestión:
fragmentación del alimento mediante medios químicos y mecánicos.
•Absorción:
paso del alimento ingerido y ya digerido desde el tracto gastrointestinal
a la sangre
o al sistema linfático.
•Defecación:
eliminación de sustancias no digeridas.
Podemos
dividir el aparato digestivo en dos grandes partes:
•Tracto
gastrointestinal: también denominado conducto alimentario. Es un tubo de unos nueve
o diez metros que va desde la boca hasta el ano, atravesando la cavidad
corporal ventral.
•Estructuras
accesorias: hay varios tipos de estructuras. Las más abundantes son las glándulas.
Pero hay otras estructuras: dientes, lengua, etc.
Para
estudiar el aparato digestivo estudiaremos el conducto, en su camino desde la
boca hasta el ano, estudiando a la vez las estructuras accesorias de cada zona.
Boca.
También
denominada cavidad oral o bucal, es la puerta de entrada de los alimentos. Está
formada por las mejillas, los paladares blando y duro y la lengua. Está
separada del exterior por los labios, que son dos pliegues carnosos recubiertos
de piel fina.
A la zona
limitada por las mejillas se le denomina vestíbulo. Y al conducto que se abre
tras la boca, fauces. La parte delantera de la boca posee un paladar óseo,
constituido por los huesos palatinos y el maxilar superior y se denomina
paladar duro. La parte posterior posee un paladar muscular y se denomina
paladar blando. En el límite entre la cavidad bucal y las fauces se encuentra
la úvula o campanilla.
En la boca
encontramos varias estructuras accesorias:
•Lengua: se
trata de un músculo esquelético, que constituye una estructura móvil situada en
el suelo de la boca. Ayuda a movilizar el alimento, tanto entre los dientes
como hacia el interior. Además, sobres su superficie se encuentra la mayor
parte del sentido del gusto.
•Glándulas
salivares: segregan saliva de forma continua a la boca. De este modo se
mantiene húmeda la mucosa bucal y la faringe. Cuando el alimento entra en la
boca, la secreción aumenta. Lubrifica y disuelve parte del alimento e inicia la
degradación química de algunos compuestos. Existen tres pares de glándulas
salivares. Por un lado están las parótidas, situadas más o menos por debajo de
los oídos. Las submaxilares, bajo la base de la lengua, en la parte posterior
del suelo de la boca. Y las sublinguales, bajo la lengua, en la parte anterior del
suelo de la boca.
•Dientes:
estructuras accesorias localizadas en las apófisis alveolares de los huesos
maxilar y mandíbula, recubiertas por las encías. La dentición del adulto estará
constituido por 36 dientes, 8 incisivos, 4 caninos, 8 premolares y 12 molares.
Su función es la trituración mecánica de los alimentos.
Faringe.
Es una zona
común al digestivo y al respiratorio. Los músculos de su pared conducen al alimento
de la boca al esófago. La parte superior de la laringe, la epiglotis, evita que
el alimento pase desde la faringe al aparato respiratorio.
Esófago.
Tubo
muscular, situado detrás de la tráquea, de unos 20 o 30 centímetros de
longitud, que comienza en el extremo inferior de la hipofaringe, pasa a través
del mediastino, cruza el diafragma por el hiato esofágico y finaliza en la
porción superior del estómago.
Transporta,
mediante movimientos peristálticos, los alimentos desde la faringe al estómago.
La entrada
del estómago está flanqueada por un esfínter llamado esfínter esofágico
superior o cardias.
Estómago.
Dilatación
del tracto gastrointestinal, con forma de J, situado por debajo del diafragma.
Su posición exacta y tamaño varían continuamente, se mueve arriba y abajo
debido a los movimientos del diafragma. Tiene cuatro zonas. Por una parte está
el cardias, que es la zona de abertura superior. A la izquierda, en la parte
inferior y constituyendo parte de la base, encontramos el fondo. La parte
central, cóncava, se denomina cuerpo. Y la región inferior, que conecta con el
intestino, denominada píloro.
Dos esfínteres
confinan el alimento en el estómago de forma que durante la digestión no puedan
refluir hacia el esófago ni pasar al intestino antes de tiempo. Son el esfínter
esofágico superior o cardias (entre el estómago y el esófago) y el esfínter
esofágico inferior o píloro (entre el estómago y el intestino).
En el
estómago tiene lugar una digestión mecánica, debida a sus movimientos
ondulatorios y peristálticos. Además, estos movimientos mezclan los alimentos
con los jugos gástricos, segregados por la pared del estómago y que provocan la
digestión química. La digestión química se debe, sobre todo, al ácido
clorhídrico (HCl), aunque existen otros productos digestivos, como enzimas
proteolíticos encargados de degradar proteínas, y lipasas encargadas de
degradar lípidos.
Se trata de
un tubo de unos dos centímetros y medio de diámetro y alrededor de seis metros
y medio de largo, que comienza en el esfínter pilórico, que lo separa del
estómago, se enrolla en la porción central e inferior de la cavidad abdominal y
desemboca en el intestino grueso.
Se divide en
tres zonas. El duodeno es la porción posterior al estómago, situada tras el esfínter
pilórico, y cuya longitud es de unos 25cm. Tras el duodeno encontramos un tramo
o porción intermedia, de alrededor de dos metros y medio y que se denomina
yeyuno. La porción final, de entre 3,5 y 4m de longitud, se denomina íleon.
Este está separado del intestino grueso por el esfínter ileococal.
La pared del
intestino delgado no es lisa, sino que está replegada sobre si misma, formando entrantes
y salientes, pliegues que consiguen aumentar su superficie y de este modo tener
más superficie para absorber nutrientes. Las células epiteliales que revisten
esta pared tienen sus propios repliegues, microviellosidades en su membrana
apical.
Como hemos
indicado, en el intestino delgado tiene lugar la absorción de nutrientes.
Además, se
completa el proceso de digestión (que ya había comenzado, en menor medida, en la
boca y se había intensificado en el estómago). Tiene lugar una digestión
mecánica derivada de los movimientos de la pared, pero muy suave, mucho menos
importante que la del estómago. En
cambio, la digestión química es mucho más importante. Las células de la pared del
intestino delgada segregan algunos enzimas digestivos importantes, pero los
mayores responsables de la digestión química son las sustancias segregadas al
intestino que son fabricadas en dos glándulas accesorias: el páncreas y el
hígado.
Páncreas: glándula alargada, de unos 12,5cm de
largo y 2,5cm de ancho (en la parte más gruesa puede ser un poco más ancho). Se
sitúa a la altura de la curvatura mayor del estómago y está conectado al
intestino delgado por dos conductos. Se divide en cabeza, que es la porción ensanchada
próxima al duodeno, y cola, que es la porción o extremo afilado. Tiene dos grandes
funciones. Por un lado segregar el jugo pancreático, entre un litro y un litro
y medio al día. Este jugo es el encargado de degradar azúcares, proteínas y
lípidos al encontrarse cargado de
enzimas denominados amilasas, proteasa y lipasas pancreáticas respectivamente.
Y por otro
lado, segregar hormonas reguladoras del proceso digestivo y del control de los niveles
de glucosa en la sangre. Esta última función es llevada por lo que se denomina páncreas
endocrino. El conducto pancreático principal que comunica con el intestino
suele unirse al conducto procedente del hígado y vesícula biliar antes de
entrar en el intestino.
Vesícula biliar: es un saco con forma de pera, donde
se acumulan y concentran las sales biliares. Está situado en una hendidura o
depresión, en la parte inferior del hígado. Se comunica con el intestino por
medio del conducto colédoco, que desemboca en el conducto pancreático.
Intestino grueso.
Tubo de
alrededor de un metro y medio de longitud y alrededor de seis centímetros y
medio de diámetro, que se extiende desde el ciego hasta el ano. La abertura
entre el íleon y el intestino grueso está cerrada por el esfínter ileococal.
Por debajo de la conexión hay un tramo de intestino grueso, de alrededor de 6cm
de longitud y que se denomina ciego. En el extremo del ciego cuelga el apéndice
vermiforme. Esto ocurre en la zona derecha del abdomen. El tubo que continua al
ciego se denomina colon y se divide en varias zonas. Por un lado tenemos el
colon ascendente, que asciende hasta zonas próximas al diafragma, el ángulo
cólico derecho, que hace girar al colon 90 grados, el colon transverso, que
corre paralelo al eje del diafragma, el ángulo cólico izquierdo, que vuelve a
hacer girar al colon 90 grados, esta vez hacia abajo, y el colon descendente. A
la altura de la creta iliaca el colon descendente pasa a denominarse colon
sigmoide. Detrás del colon sigmoide encontramos el recto, cuyos últimos dos o
tres centímetros constituyen el ano. Al colon llegan sustancias no digeridas o
no absorbidas. Aquí son transformadas por las bacterias. Existe una pequeña
absorción de determinadas sustancias generadas por el metabolismo bacteriano
(alguna vitamina), pero la principal absorción es el exceso de agua de las
heces.